Cuando a la desaparición imparable de tantas personas de referencia se suma la de los símbolos que nos dotan de cierta sensación de pertenencia, nos invade un vértigo verdaderamente pavoroso, fruto de nuestras propias contradicciones.
Por una parte, hemos estado acumulando, y tal vez atesorando, un pretendido patrimonio de experiencias y conocimientos, pero por otra pretendemos sentirnos más ligeros de equipaje.
Sabemos que no paramos de envejecer desde el mismo momento en que venimos al mundo, pero seguro que, durante muchos años, hemos coqueteado con la ensoñación de que nuestra plenitud iba a ser eterna.
Nuestro biológico aumento de capacidad avanza en paralelo con el de las limitaciones, que harán su aparición en el momento más inoportuno.
Vale que cada vez tenemos menos personas, símbolos e ideas en las que apoyarnos, pero da miedo comprobar que nos faltan fuerzas para batir las alas y seguir volando solos.
¿Alguna conclusion? Pues que más vale saberlo y tenerlo claro para no llegar al final con la cara de idiota de quien se sorprende de lo obvio.
He cogido la imagen de la Asociacion Motera Makinas Bizkaia