lunes, 16 de junio de 2025

El Hombre de la Risa Contagiosa

Siempre la encontré así, franca y abierta, y así es como quiero recordar siempre a Juan.


Descansa querido, después de tan dura resistencia.

domingo, 15 de junio de 2025

De San Cibrao a Viveiro

Lo previsto, una jornada sacamantecas.

Como es domingo, arranco sin desayunar ni esperanzas de encontrar nada hasta que acabe la jornada, así que me paso el día con nueces, fruta y agua. Y bien pudiera haber sido el día de un refuerzo de energía, porque el caminito lo exige.

Largo largo el muy canalla. He salido a las ocho menos algo y he llegado pasadas las cinco de la tarde, pero se le puede perdonar todo porque me ha ofrecido vistas impresionantes. 


Las buenas vistas tienen dos componentes: el primero es que he tenido un día super luminoso que convertía el mar en una paleta de verdes y turquesas increíbles, y el segundo es que lo he estado viendo desde lo alto. 

Muy alto. 


Y la altura no se mide solo en metros, que habrán estado sobre los 150/200, sino en que los he estado subiendo y bajando constantemente. Tendría que mirarlo en el perfil de la ruta, pero podría haber sido una docena de veces las que he repetido cada diente de sierra. 

Benditos bastones, sin duda no podría haberlo hecho sin ellos, y aún con ellos he llegado con la lengua fuera. 

Pero empecemos por el principio: como no puede ser de otra manera en San Cibrao, para salir hay que bordear la mole de la planta de aluminio hasta llegar a la preciosa Playa de Lago, que realmente tiene un lago y una enorme factoría de producción de rodaballos.


He parado aquí para quitarme la chupa y comerme un plátano y me aterroriza estar en un sitio tan bello bajo la balsa de lodos de la planta de aluminio. Es enorme y no quiero pensar la que armaría aquí un accidente como el de Aznalcollar. En fin, ingenieros tiene la iglesia….

Luego he caído en un extraño lugar como sacado de los relatos de ciencia ficción. Es un bosque de grandes piezas de hormigón con forma de doble T retorcida que supongo que se usarán en rompeolas, pero encontrarse en medio de miles de ellos es muy desconcertante. 


E inmediatamente ha empezado la montaña rusa. Sube, baja, sube, baja… Es el truco de las matemáticas: si se dice que el PROMEDIO de los días es con pendientes moderadas, y así lo he comprobado hasta hoy, es porque hay un día, y solo uno, que se vuelve loco sin que eso altere demasiado el promedio de los 10 días. Quién no se consuela es porque no quiere.

Y me consuelo a toro pasado porque ha sido un privilegio caminar por bosques de pinos y eucaliptos completamente tapizados de helechos mucho más grandes que yo, y con el mar calmadito a mis pies.


Me consuelo también porque he podido hacerlo y sobrevivirlo, ya que no deja de ser sorprendente cómo me responde el cuerpo. De la mente… confieso que a medio día he tenido tentaciones de abandonar, pero a pesar de que el angelito malo me decía “Tío, déjalo ya” y el angelito bueno permanecía en silencio porque no tenía argumentos, la verdad es que estaba en sitios tan inaccesibles que no había opción de llamar a un taxi (si lo hubiera encontrado) para que viniera en mi busca. No ha quedado otra que seguir adelante aunque, una hora más tarde, empieza otra zona habitada y con mucha mejor pinta que lo visto días atrás. Total, para poco más de diez kilómetros que me faltaban ya no valía la pena montar toda una movida.

sábado, 14 de junio de 2025

De Burela a San Cibrao

Un paseíto, solo un paseíto. 

¿Cómo fue el Camino hoy? Unha carreriña do can, que diría un gallego, o náh, que diríamos los almerienses, siempre más minimalistas.
Ha sido una jornada de solo 15 km, que es lo mismo que el paseo que hacemos con frecuencia de Aguadulce a Roquetas, ida y vuelta. Pero a partir de San Cibrao no hay NADA, ni alojamientos, en muchos kilómetros, y alargarlo sería una temeridad en esas condiciones. Por el mismo motivo, si aún partiéndolo mañana será de treinta y tantos kilómetros y con cuestas exigentes, más vale estar hoy muy descansado.

Pero bueno, eso será mañana.

Hoy ha sido corto y también un poco soso. Cuando ponen el mejor interés en acondicionar el suelo pero vas pegado mucho tiempo a una carretera con coches zumbando no me gusta nada, y acabas por no disfrutar de lo que tienes a la derecha, que es una hermosura. De todos modos, cuando trato de buscar alternativas por mi cuenta me meto en buenos líos. 

Ya he tenido que bordear algún polígono industrial, y este pueblo parece tener más. Con todo y con eso, San Cibrao tiene rincones bonitos y están empeñados en resucitar o mantener viejas leyendas, como la de la sirena Maruxaira,,

pero no sé yo si la imponente presencia de la planta de aluminio de ALCOA, mires donde mires, permite otro protagonismo, o incluso otra actividad económica.

Da susto.



viernes, 13 de junio de 2025

De Foz a Burela

Para celebrar que hoy es una ruta prácticamente plana, me permito el lujo de hacerla muy despacio, como si fuera un jubilado de esos de las manitas en la espalda.

No es que sea mejor o peor, ni siquiera menos cansado, pero es otra manera de ver el paisaje a primera hora.

Paisaje que sigue siendo de mar, rocas, playas, casitas con jardín y el run run de la olas permanentemente en la cabeza. 

Ése es el ruido que me permito, y no deja de sorprenderme algo que se repite en todas las caminatas que he hecho: no tengo ningún deseo de escuchar música, y la tengo conmigo en el teléfono. No tengo ganas de seguir las noticias, ni siquiera las que parecen dramáticas en la actualidad por los titulares que veo distraídamente. Es como si fuera incapaz de sentirme conectado con cualquier cosa que suceda al sur de la CN-642.

Sigo a mí gente, someto a presión a mis pensamientos y me empapo de lo que me rodea; debe ser lo que Arturo llamaba ayer “ir a setas”.

Veremos cómo es el aterrizaje posterior. 

El caso es que he paseado, que no marchado, en la más completa soledad. Vamos a ver: gente sí he visto en los pueblos, alguien paseando al perro a primera hora por el Camino… pero lo que se dice caminantes, de esos con el verbo caminar en la cara y mochila en la espalda, ni uno desde que empecé hace días.

El Camino se ha portado bien hasta la desembocadura del Río do Ouro, donde me temía una jugada como la de ayer y tener que bordeando, pero ha habido suerte y no solo había un puente para vadearlo, sino tres: uno para el FEVE, otro para coches y otro para caminantes. Todo un lujo.

Después de este punto, de repente el camino desaparece. Le pregunto a un paisano y me da todos los pormenores en gallego: 

- O camiño di? Levouno o mar.

A lo que yo le respondo en andaluz: 

- Ea, pohyahtá

Y así ambos disfrutamos de la variada riqueza cultural de este país, sin necesidad de pinglanillos que tanto desquician a algunas.

Lo cierto es que desde ahí ya la cosa cambia mucho hasta casi la entrada a Burela, y ha habido tramos abriéndome camino entre la maleza sin saber bien dónde pisaba, muchos tramos asfaltados, aunque casi sin tráfico, pero no molan, y hasta un par de cruces peligrosísimos de la carretera nacional, que no está uno para carreras. 

Por fin llegué a un sitio que tenía ganas de conocer. Para aquellos que lícitamente estén preocupados por dónde dejar sus huesos cuando llegue el momento, Les recomiendo encarecidamente este lugar. San Pedro de Cangas es una bellísima y minúscula península que tiene todo lo necesario para el caso: una capilla, un cementerio cuidadísimo y una pradera mirando al mar. También tiene en el exterior unos aseos para señoras y caballeros. Se debe estar bien ahí toda la eternidad, al menos en los veranos.

Ayer estaba cansado y no presté mucha atención al sitio que reservé para esta noche. Al llegar veo que son las habitaciones de una marisquería, y lo mismo es un Ventorro. A ver si, al final, voy a salir en los papeles. 

Pues eso es todo por el momento en Burela, voy a descansar y luego buscaré una lavandería.

jueves, 12 de junio de 2025

De Reinante a Foz

 Día de camiseta y gorrito.

Desde Las Catedrales hacia el oeste es todo una sucesión de playas increíbles, o tal vez es una sola playa de 10 km que va cambiando de nombre.

Lo cierto es que es un camino pegadito al borde del acantilado, entre las casas y la playa. Tal vez sería más cómodo para caminatas largas si fuera de tierra, pero con este clima es un detalle que hayan querido evitar el barrizal, y así está todo cubierto de madera, adoquines, piedra o pizarra

Es también un detalle que no hayan licenciado la construcción de edificios con la demanda turística que debe haber en este entorno, y puedes ir pasando por delante de casitas y jardines, más o menos bonitas pero sin muestras del temido feísmo gallego.

Pues así de agradable ha sido hasta llegar a la ría de Foz. Tenía mi destino literalmente al alcance de la mano, a una distancia como de 200 metros o menos… pero como estamos en el Cantábrico no hay modo de saltar esos 200 metros y he tenido que bordear tooooda la ría. Los 200 metros se convierten en 12 km de bosque.

Al llegar al fondo de la ría me encuentro con un bochinche de todos los trenes, camiones y coches que han tenido que hacer el mismo rodeo que yo, pero como voy con los ojos abiertos veo un cartelito del Camino Natural de San Rosendo. 

El Camino Natural de San Rosendo es otra senda medieval que arranca en aquellos pueblos mágicos de Celanova y Bande que ya visitamos en la frontera portuguesa de Orense, y viene a terminar en Foz por alguna razón que desconozco.

Soy carne de cañón, lo sé, lo reconozco y es un poco tarde para cambiar, porque se me ponen los dientes largos recordando que ese camino pasa por la Basílica de San Martiño de Mondoñedo, y como es un lugar que me impresionó tanto cuando lo conocí hace años, abandono el Camino del Cantábrico para ir a descubrir por dónde enlazar con el otro y repetir la experiencia.

Les invito a que rebusquen en internet acerca de esta antigua basílica. No solo fue la catedral más antigua de España (bueno, España no existía en el siglo X) sino que tenía dos obispos, uno que huía de los vikingos en Portugal y otro de huía de los moros en Asturias. Es una historia muy bonita que está resumida AQUÍ.

El lugar es impresionante, por fuera medio fortaleza y por dentro con unos frescos que te dejan muerto. Los canecillos siguen representando escenas guarras como en otras iglesias del primer románico. 

Total, que entre la ría y San Martiño he acabado haciendo casi un 50% más de la distancia prevista, pero es que no tenía claro si iba a setas o a Rolex.

Esta noche cenaré bien en Foz porque, a pesar de todas las pestes que echo sobre la turistificación de los Caminos a Santiago, una de las grandes diferencias entre ellos y el resto de caminos es que aquí no he encontrado en todo el día un sitio donde tomar un café o una cerveza, y en una jornada larga de andar se hubieran agradecido esas pausitas.

Con caminatas, dietas y todo lo demás lo estoy disfrutando. El cuerpo aguanta lo que le pido y, puestos a notar algún cambio, ya no puedo con las tripotadas de hace poco cuando llegaba con hambre. En comidas soy cada vez más pajarito.

miércoles, 11 de junio de 2025

De Ribadeo a Reinante

Primer día de pateo de verdad, y como todo primer día hay que poner las piezas a punto y se hace un poco durito hasta que todo encaja. 


También hay que poner a punto el material para hacer frecuentes cambios por lluvia, calor, lluvia otra vez y calor de nuevo. Al final, es todo una cuestión de la maldita pereza de quitarse la mochila y andar trasteando con ella, pero nada que no pueda solucionarse siendo razonable. 


¿Qué decir de una jornada bordeando las Playas de Las Catedrales? Leí no se donde que, a veces, el mar te grita y te dice: ”¡PARA Y MÍRAME!”, y es completamente cierto. 


Aún para los que vivimos permanentemente en su orilla no deja de sorprendernos de vez en cuando su presencia, y nos preguntamos si será posible que pueda considerarse como normal. 

Pues no, no se puede, porque lo imponente no es normal. No por insistir en verlo todos los días vamos a cambiar su grandiosidad.


Este lugar te deja sin palabras, y no estoy ahora para buscarlas.




martes, 10 de junio de 2025

De Oviedo a la costa

Oviedo tiene esas cosas que no se pueden explicar. 

He estado con días soleados o jarreando, con mochila, con maleta o portafolios (cuando tal cosa existía). He estado solo o con pareja, en estancias de un día o permaneciendo un año, con mentalidad de vacaciones o agobiado por el curro….

Quiero decir que he tenido un buen abanico de circunstancias como para tener opinión, pero no encuentro la manera de definirlo. 

Es un lugar de esos que tal vez no te vienen a la cabeza como recuerdo de impacto, pero cuando vuelves es como si nunca hubieras salido de estas calles. Es bonita, tranquila en general, animada donde quiere, acogedora y, sobre todo, dulce, muy dulce.

Hoy, además es “Martes de Campo” solo en esta ciudad, el día de esa barbaridad que es el Bollo Preñau, con bandas de música por las calles y ambiente de fiesta. Vamos a disfrutarla.

No había hecho nunca un trayecto en FEVE, y es interesante. Son cuatro horas y media para poco más de 120 km, y no es que vaya despacio, que no está mal para el trazado que tiene, sino que en la primera mitad tiene paradas como el Metro y, a veces, entra hasta un pueblo en el fondo de un valle para desandar el camino y entrar en el valle siguiente. 

La verdad es que no es tan antiguo como pensaba, casi todas las estaciones tienen la fecha de 1950 (Glups, es el año de mi nacimiento! Sí que es viejo) aunque el trazado debe ser del XIX.

Muy bonito del viaje, casi siempre empotrados en la espesura del bosque, con las ramas jóvenes azotando las ventanillas, al borde de un barranco o siguiendo el curso de un río. Todo un lujo, tenía la sensación de ir en un tren de Cabify, porque he estado casi siempre solo o con tres o cuatro personas en algunos tramos. 

Ribadeo está bonito, y el Fogar del Mariñeiro donde he caído es un encanto. Hay mucho ambiente jacobeo, porque aquí es donde el Camino del Norte deja la costa que trae desde Irún para meterse en el interior, y constato que lo que había leído sobre los problemas de escasez de pulpo es cierto: una ración está al precio de la ternera gallega más selecta.

He paseado bien largo para desahogarme de la sentada del tren, y mañana sin prisas. Total, Las Catedrales está a poco más de 20km.


lunes, 9 de junio de 2025

Ir

IR, de eso se trata

IR, porque eso es querer mirar lejos. IR, y no irse, porque eso es escapar de donde estoy. 

IR es tomar la decisión de hacerlo, sea cuando sea el momento de iniciar la marcha. IR es tener curiosidad por algo diferente de lo cotidiano, aunque no sea nuevo, y eso ya supone un buen porcentaje del disfrute del viaje. IR es también el preparar la marcha y documentar los lugares a visitar, que es otra parte importante de la experiencia. 

IR es poner un pie delante de otro, ser poco asequible a las dificultades que supone salir del sofá, IR es llevar los ojos bien abiertos y los pulmones ansiosos de otro aire.

IR es una construcción permanente, porque unos momentos más tarde seré diferente y mis intereses pueden haber cambiado. Yendo puedo descubrir cosas nuevas que me hagan tener otra opinión, y también es posible que al IR me pierda, y eso sí que es ganar lo imprevisto, lo desconocido.

IR es deseo, y como tal deseo se convierte en insaciable. Por eso IR no necesariamente es llegar, si fuera así se requeriría el logro de un objetivo para disfrutar, y no es el caso. No hay contradicción: una cosa es el placer de preparar concienzudamente un viaje y otra es el placer de viajar. Otro día hablaremos de la diferencia entre este IR y el viajar como consumo sobrevalorado.

IR, hacerlo ya. Y cuando he iniciado hoy la marcha me olvidé de que éste es un viaje ya cancelado por circunstancias del año pasado, ya olvidé que tampoco era así como pensaba marchar. Ya olvidé todo eso porque este primer paso, el que acabo de dar, es la primera vez que lo hago en mi vida. 

IR es el gran acontecimiento en sí mismo, y más todavía si se puede IR caminando. Ahí sí que todo sube de categoría, porque al placer sensorial de todo viaje con ilusión se une también el placer físico y el emocional. 

Alguien más ambicioso que yo diría que a IR se le puede pedir más; a mí, la verdad, es que no se me ocurre.