sábado, 16 de noviembre de 2013

Fotolog


He encontrado algo que creía definitivamente perdido.

Allá por el 2007, lo que en estas cosas es casi la prehistoria, comencé a relacionarme con Lucas a través de Fotolog. Él acababa de iniciar su experiencia fuera de casa descubriendo mil cosas nuevas, y tratando de encajar en ellas la inercia y las bases que llevaba en su maleta. Sus miedos sólo eran comparables con su arrojo, y mis preocupaciones sólo comparables con mi confianza.

Hoy, muchos siglos más tarde, todavía me cuesta establecer con él una conversación telefónica y, por supuesto, no manda correos electrónicos, así que seguimos tirando de este blog, sazonado con frecuentes mensajes escritos en WhatsApp, Face o Skype.

Fotolog era una herramienta muy simple, y supuso toda una revolución entre gente joven, la gente que venía del Messenger y saturaría el Tuenti para desembarcar luego, y en masa, en Facebook. Era simple, sí, pero ¿es que tenía que ser de otra manera?

Pretendía crear vínculos y lo lograba, reforzar complicidades y también, hacer grupos virtuales y ahí están. De aquellos usuarios de Fotolog tenemos hoy las calles llenas con gente colgada de sus smartphones, y cafeterías con grupos de amigos donde cada uno está buceando en su pequeña pantalla.

Aprender a programar un grabador de vídeo VHS ha sido una barrera crucial en nuestra integración tecnológica. Los hay, y muchos, que no lo superaron y ahí van chupando rueda de toda la quincalla que luego han de ir incorporando a sus vidas, quieran o no. Otros tenían hasta cintas editadas y son parte de los que luego hacen una noche de cola para conseguir su Iphone de último grito.

Pero más allá de la cacharrería, me fascina cómo ha cambiado la forma de relacionarnos, y no ya por las maneras o los recursos usados, sino porque hemos ido apostando por lo que abra más posibilidades, por lo que brinde más inmediatez, por lo que integre más medios.

Me pregunto si, en proporción, estaremos ampliando el alcance y profundidad de lo que decimos, aunque sea una pregunta retórica. Me pregunto también si estaremos usando algún criterio para elegir lo que más se identifique con nuestro estilo de vida y con nuestra personalidad, si la comunicación así facilitada es un recurso a nuestro servicio o un medio de consumo compulsivo. Supongo que de todo habrá, y no seré yo quien lo juzgue.

Aquel Fotolog, donde yo sólo tenía un amigo (que era el que me interesaba) quedó en el cajón de los trastos viejos y ya no recuerdo ni su contraseña para entrar, pero sí he encontrado la dirección y…¡funciona! http://www.fotolog.com/2kodos/mosaic/

Me ha generado una enorme ternura ver lo que nos decíamos entonces,  y cómo nos lo decíamos. La verdad es que nada ha cambiado mucho, ni en la forma ni el fondo.

Este es el mosaico de las entradas