jueves, 1 de febrero de 2018

Chirigotas


No me gustan especialmente los carnavales. En particular, las chirigotas me parecen poco graciosas y demasiado elaboradas como para representar algo fresco.

Naturalmente esto es una opinión y no un juicio, y me pasa porque no estoy en situación ni tengo anclajes culturales de ningún tipo con este acontecimiento.

Lo que si tengo muy claro, y eso sí que es un juicio, es que denunciar a una comparsa por delitos de odio político, racista o de género es una idiotez descomunal. Y lo que me parece más grave es lo que tiene de indicador de una moralidad de cartón piedra y de una estrechez mental bien lejos de lo que es, o ha sido, nuestra cultura. Olvidar la risa y reirse de otros y de uno mismo es una enorme pérdida.

Caemos vertiginosamente en los corsés de lo políticamente correcto y de un puritanismo sin sentido que me resulta alarmante. Estamos en la tendencia de discutir lo indiscutible y juzgar con criterios de hoy hechos pasados, cuando las escalas de valores se regían por unas reglas bien diferentes, y aunque fueran peores.

Claro, si acabamos de saber que será obligatorio anestesiar a las langostas antes de cocerlas, o que los panaderos solicitan que se eliminen ciertos refranes sobre la "comida de tontos", no debemos sorprendernos de casi nada.

Aunque si un día vemos que dejamos de sorprendernos e inquietarnos, ya será demasiado tarde para volver al sentido común.


La imagen es de elpasacalles

No hay comentarios:

Publicar un comentario