No lo calificaría de especialmente duro porque esta etapa está entre las sencillas (¿que diré luego entonces?). Es una combinación de subidas fuertes y cortas con bajadas muy largas, lo que supone la fórmula ideal para ir muy despacio.
¿Alguien tiene prisa? Yo no, pero en tantas horas te pilla la parte del día de máximo calor, y hoy hemos alcanzado los 32°. Siete horas y media para 25 km, con cuatro paradas. Mucha tela para el primer día.
También pasa que, precisamente por ser el primer día, estos 25 km me pillan muy desentrenado. Mucho me temo que las jornadas de La Desbandá, con todos sus cánticos de catequesis, no han servido para prepararme para este sacamantecas. Han servido para muchas cosas, hay que reconocerlo, pero no para esto.
Respetando que Sonia pueda tener una opinión profesional mucho más fundada, soy de los convencidos de que la única forma de prepararse para caminar es caminando. Casi todas las cosas que no tienen ciencia se aprenden haciéndolas, como lo que decía alguien de cómo aprender cuándo puedes confiar en una persona: solo confiando.
Hacer las cosas y reconciliarse con los fracasos, porque nos permiten avanzar si somos humildes.
En fin, que necesito descansar antes de salir a conocer el pueblo. El Albergue La Quintana es magnífico, en lo que parece una antigua casa de indianos.
Como hay otros albergues en Grado, espero no coincidir con un grupo de marujas super excitadas con su aventura que se han puesto a dar por saco a las cinco y media de la mañana, como si estuvieran en su reunión de La Brisca de todos los jueves.
Muchos tenemos la tendencia, especialmente los del Sur, de hablar del "paisaje del norte" como si fuera un genérico, pero nada tiene que ver el del País Vasco con el de Cantabria, Asturias o Galicia. Lo del Pirineo es otra historia
Vale, una siesta, buen Camino