Es curioso que el fácil acceso a cosas y ventajas no produzca un efecto saciante, como sería lo lógico, sino un ilimitado deseo de tener más, y más por menos, naturalmente.
Lo cierto es que he atravesado completamente la península, de Sur a Norte, y solo me ha costado unas 13 horas de tren.
El caso es que he cumplido con los tiempos previstos y aquí e estoy instalado en un nuevo albergue en lo que se llama el "Bulevar de la Sidra". Oviedo sigue creciendo en su encanto; siempre me ha llamado la atención lo guapísimos/as que salen todos a la calle. Eso, y todas las terrazas abarrotadas con unas cartas de vértigo, son toda una invitación para no hacer dieta y estirar las piernas para que estén listas mañana tempranito para empezar a patear.
Vamos a ello. Buen Camino
buen camino! :)
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