La historia la conocemos más o menos todos: la bella virgen fenicia solía pasear por la orilla de la playa hasta que un día se queda sorprendida por un impresionante toro blanco.
Juega con él sin darse cuenta de que se trata del poderoso Zeus disfrazado quien, deslumbrado por su belleza y virtud, quiere poseerla a toda costa. Y jugando jugando se monta sobre su lomo, y ahí es cuando el toro la secuestra nadando vigorosamente hasta Creta.
Y desde aquel momento, allá por la Grecia clásica y mitológica, Europa puede que no haya parado de crecer en virtudes, belleza y valores, pero los poderosos ajenos tienen la habilidad de engañarla siempre y llevársela al huerto.

¿Asombro? ¿Vergüenza? No sé, la imparable pérdida de dignidad europea me supera por mucho, me desborda.
Hay muchas imágenes del Rapto de Europa pero, en este caso,
la que ocupa el reverso de la moneda griega de 2€ me parece la más adecuada.
Y la otra imagen es de una máscara de los Museos Vaticanos que, por desgracia, he utilizado ya varias veces
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