lunes, 15 de agosto de 2016

Hockney


Esto es como cuando, en 1975, escuchas por primera vez el Born To Run de Springsteen y te quedas colgado del rockero. Le sigues, tienes todos sus discos, no te cansas de ver sus vídeos y te sigue gustando cuando se pone con baladas, hace folk rancio y hasta música celta. Te parece un genio incluso convirtiéndose en una institución y dando conciertos en la Casa Blanca con Obama.

Un día te enteras de que da un concierto en el Palau Sant Jordi y te gastas una pasta para ir a verlo.

¿Algo nuevo? No realmente ¿Tiene algún sentido? Pues no lo sé.

Probablemente todo

Descubrí a David Hockney también por aquella época. Me maravillaban sus acrílicos, las piscinas de California, sus dibujos a lápiz, la forma de entender el pop, el revelador paso a los collages fotográficos y su vuelta a los grandes formatos con los paisajes de árboles ingleses. También es ya una institución, y monta ahora una exposición de "86 Retratos y una naturaleza muerta" en la Royal Academy de Londres, y allá voy perdiendo el culo para verla.

Naturalmente, todos los cuadros de esta exposición ya están en internet. He leído todas las críticas y las reseñas, las entrevistas con los retratados (otra vez Celia Birtwell, no sé cuántas veces la habrá pintado ya). Puede decirse que tengo una buena idea del evento, pero... el contacto sensorial con cosas subjetivamente importantes es casi imprescindible.

Es lo que tienen los mitos ¿qué será?

Supongo que, en la medida que los tenemos tan ligados a nuestras cosas básicas y profundas, reforzarán nuestras señas de identidad, y de esa identidad no excluyente que permite circular el aire libremente entre sus piezas. De alguna manera, los mitos mandan, pero también somos nosotros los que los subimos a sus altares y no nos cuesta gran cosa derribarlos de tal posición cuando la deriva (la nuestra y la de ellos) sigue cursos divergentes.

Los mitos están ahí, y sentirlos como algo propio nos da fortaleza; es como si, de alguna manera, nos contamináramos de sus valores y así nos pareciera que somos mejores.


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