Pero antes de llegar al aeropuerto sería imperdonable no dedicar un buen rato al mejor sitio del deporte nacional. Es verdaderamente espectacular.
Puede que sea por estos extraños días que me ha tocado vivir en Islandia, donde no parece ser época de vacaciones para nadie y donde tanto sol tengo, que en ninguno de los sitios "típicos" que he estado tengo la sensación de turistada. Sí, ahí estamos personas que obviamente venimos de fuera y que nos hemos leído las guías, pero este país es tan discreto que parece envolvernos a todos y limar los contrastes. Es como esta misma piscina; desde el borde estoy haciendo fotos con el chaquetón y los guantes, y dentro no hace falta estar cubierto por el agua para encontrarte bien. Simplemente, estás ahí como si llevaras así toda la vida.
No sabría si llamarlo acogedor, pero al menos sí parece de fácil acceso. Habría que compartir esto con los que se han venido aquí a vivir. Yo, puede que vuelva.
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