jueves, 29 de mayo de 2014

De San Sebastián a Zarautz


Precioso día, atravesando bosques con el mar ahí abajo, siempre a mi derecha. ¡Y ha dejado de llover en buena parte de la mañana!

Camino despacio, muy despacio. Bien es verdad que el suelo es terrible, lleno de piedras y de un barro como el famoso chapapote, pero camino despacio también porque lo paladeo con glotonería.

Disfruto de este caminar por encima del cansancio que aparece a veces. Puede que sea el andar, puede que los sitios por donde voy, puede que la paz de no ver a nadie durante horas... no es nada nuevo; lo decían desde Homero hasta los últimos viajeros románticos de principios del siglo pasado: "No viajo por llegar, sino por ir".

Eran los últimos soñadores, luego llegaron Freud y su corte de argentinos y se empeñaron en balizar el territorio de los sueños,  instrumentándolo y consiguiendo que el mundo de los sueños y el de la vida carnal se miren con recelo el uno al otro, y buscando un culpable entre alguno de los dos.

Además de por ser una tendencia de la educación judeo-cristiana, esa de la culpa ¿Qué sentido tiene esa especulación? ¿Hay algún mérito en descubrir la hibridación entre ambos? Nadie puede soñar lo que no ha vivido (en alguno de sus universos) y nadie puede vivir sin un sueño que le mueva. No hay lujos en ello, y hasta en el nivel más precario de las necesidades de Maslow se sueña, aunque sea con un bocata.

Voy despacio, sin batir marcas, sin llegar tarde. Todo lo que va pasando es lo correcto y no paro de celebrarlo.

Un txacolí con unas anchoas junto a la playa.... hmmm!

Buen Camino

1 comentario:

  1. ME Encanta volver a caminar juntos, buena tierra, buena gente y la compañía no puede ser mejor.
    Besos

    ResponderEliminar