miércoles, 28 de mayo de 2014

Otra vez


Me encontré en la estación con alguien que vio mi mochila con la flecha amarilla y me dijo: "Otra vez ¿no? Es casi inevitable".

Así es. O así lo parece porque, como en la primera vez, sigo sin tener muy claro por qué lo hago. Son tantos los motivos que se me ocurren que me resulta sospechoso, son excesivamente circunstanciales y se  parece a cuando tienes demasiados objetivos o demasiados amigos; son síntomas de no tener ninguno de unos ni otros.

Si en la primera vez percibía señales que parecían desrecomendar el viaje, en esta ocasión me doy cuenta de que he olvidado la cartera, y me bajo del tren para posponerlo hasta el día siguiente. Señales y más señales a las que no presto atención.

En cualquier caso, ya estoy en Irún tras 14 horas de viaje. He pillado el albergue abierto por los pelos y no tengo tiempo ni para cenar. Qué estrés!

Albergue ya lleno de peregrinos, en este sitio y en esta época, ya veremos

Buen Camino

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