martes, 2 de septiembre de 2014

Estambul


Hay un islam, el turco, que cuando conquista Estambul en el 1500 y se encuentra extramuros con San Salvador de Cora, le añade un minarete y cubre los mosaicos con cortinas de madera para tapar las imágenes durante las horas de oración.

No hay destrucción, no la reinventan, nos la regalan a los que venimos detrás.

Ese islam hay que estudiarlo, hay que entenderlo y despojarlo de todo lo que se hace en su nombre y se oculta bajo sus principios de muchos siglos de manipulación, casi tantos como los de otras religiones monoteístas que tienden hacia un cruel absolutismo.

Quienes causan sufrimiento son las personas, sus valores culturales y sus codicias, no las religiones.



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