También hay que poner a punto el material para hacer frecuentes cambios por lluvia, calor, lluvia otra vez y calor de nuevo. Al final, es todo una cuestión de la maldita pereza de quitarse la mochila y andar trasteando con ella, pero nada que no pueda solucionarse siendo razonable.
¿Qué decir de una jornada bordeando las Playas de Las Catedrales? Leí no se donde que, a veces, el mar te grita y te dice: ”¡PARA Y MÍRAME!”, y es completamente cierto.
Aún para los que vivimos permanentemente en su orilla no deja de sorprendernos de vez en cuando su presencia, y nos preguntamos si será posible que pueda considerarse como normal.
Pues no, no se puede, porque lo imponente no es normal. No por insistir en verlo todos los días vamos a cambiar su grandiosidad.
Este lugar te deja sin palabras, y no estoy ahora para buscarlas.
Ya empieza lo bueno y la dosis de Ribadeo es de las saciantes, me fascina esa foto de las piedras.
ResponderEliminarPon cada día los kms, así es más fácil imaginar ir contigo 🥰
No sé dónde coño ha ido el comentario que estaba haciendo. No sé si te ha llegado.
ResponderEliminarMe subiré en lo alto de tu mochila para tener mejor perspectiva y sentir el paisaje en la misma cara. Se que necesitas ligereza por tanto no te preocupes que me moveré poco. Abrazo al caminante..