miércoles, 10 de abril de 2013

Saber entenderlo



¿Quién ha dicho que sería fácil? El que no lo sea no quiere decir que sea complicado, ni mucho menos duro. Lo que pasa es que requiere de un tiempo de transición para aprender muchas cosas (cómo me gusta eso de aprender)

  • Darle protagonismo al cuidado del cuerpo en la medida razonable; ni dejado de la mano de dios porque no se queja, ni empeñarse en el maratón.
  • Equilibrar el interesarse con cosas con el ser abducido por ellas.
  • Tener ritmo lento, pero tenerlo.
  • Poner cada compromiso en su sitio.
  • Saber manejar alegremente una economía más restringida.
  • Ya que la cabeza está más libre, que los planes sean planes, y no dispersiones.


Pero, sobre todo, hacer que cada minuto sea de 60 segundos y disfrutar de todos y cada uno de ellos.

He cambiado aquel estudio de la buhardilla por este otro, bien cerquita y con acceso a todo, donde da gloria reconciliarse con un montón de tareas pendientes. Y puestos a formalizarlo, le he puesto este nombre al trozo de azotea que me lleva hasta él.

No será por falta de escenario…

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