sábado, 31 de mayo de 2014

De Deba a Markina

Demasiado duro.

Demasiado largo (cerca de 8 horas)

Demasiada lluvia.


Demasiadas pendientes, con desniveles de hasta 450 m, que se hacen notar.

Demasiados riesgos de caídas o de perdidas.

Demasiados avisos recomendando no pasarlo solo, así que me acoplé a un grupo de 2 holandeses y un alemán.

Demasiado rápido el de delante, y demasiado lento el de detrás.


Demasiados cruces sin señalizar.

Demasiadas discusiones sobre por dónde tirar.

Demasiados GPS de todas las marcas y colores diciendo cosas diferentes.

Demasiadas defensas de cada uno de sus respectivos propietarios sobre lo fiable de su juguete, con las suspicacias de todos los demás.

Demasiado tiempo hasta que decido seguir sólo el ritmo de mi respiración, y pasar del grupo.

Demasiada sed y demasiada hambre, pero quería aligerar peso al máximo.

Demasiadas tentaciones de dejarlo, pero sin alternativas de un sitio para refugiarse en este bosque tan largo y tan vacío.

Demasiado mojado todo, de fuera a adentro porque tanta lluvia acaba calando, y de dentro a afuera por la condensación del sudor bajo el traje chubasquero.

Demasiado.

Si "demasiado" significa algo más de lo necesario, la pregunta que me machaca en días así es: ¿qué necesidad tengo yo de machadas de este calibre?

Tendré que reconciliarme con el asunto, o lo llevo jodido.

Pero bueno, estas cosas se olvidan enseguida, buen Camino

viernes, 30 de mayo de 2014

De Zarautz a Deba


Los puristas dirían que he hecho medio trampa ¡Mira lo que me preocupa!

Siempre me he preguntado por qué, para ir de un sitio de la costa a otro sitio de la costa, te meten por montes terribles y te hacen sufrir ¡Que se joda el peregrino! habrá dicho el creador de esto, lleno de mentalidad redentora.

Así que me he cogido un camino junto al mar hasta Guetaria y luego a Zumaia, y ahí me he incorporado al barrizal "oficial", pero ya con un buen tramo avanzado. La segunda parte, además del barro, tiene tal cantidad de verdes que me resulta imposible retenerlos en la memoria, y las fotos se me quedan cortas. Prados y bosques, con un perfume muy especial que no sabría describir pero que está registrado en algún lugar del alma.

La llegada a Deba es con esas bajadas a tumba abierta de 240 metros en poco menos de 3 km que ponen las rodillas a prueba, y el propio pueblo tiene tales cuestas que tiene varios tramos de ascensores para pasar de un barrio a otro. Eso sólo lo había visto en el Chiado de Lisboa, pero no me lo esperaba aquí.

Albergue chungo en una escuela abandonada, que no ha llegado a ikastola, pero al menos he podido compartir lavadora con unos holandeses antes de quedarme sin gayumbos. El resto de la velada ha sido explicándoles la diferencia entre las tapas y los pintxos, que no sé si les habrá quedado muy claro. Mis pantalones no tienen solución, irán con barro incrustado el resto del mes hasta que pueda darles una cepillada a fondo.

¿Dónde se mete la gente el resto del día? No hay mucho peregrino, pero en más de 6 horas de caminata no me cruzo absolutamente con nadie. Eso también tiene su encanto, y hoy me he dedicado a repasar hechos y personas, unos por relevantes y otros por referentes, por haber hecho que me haya convertido en lo que ahora soy, aunque no me ha dado tiempo más que a una pequeña fracción de la biografía ¡Es lo que tiene arrastrar tantos años!

Pero tener tantos años (y conservar buena memoria) da mucho juego para pasarse películas donde actúa un tipo parecido a mi, y a quien no tengo que perdonar ni exigir nada, sólo mirarle con perspectiva y cariño, sabiendo que sus logros y fracasos ya han prescrito ¿Era Felipe González el que decía lo de "sin acritud"?

En este ejercicio han aparecido de repente algunos eventos o algunos nombres que me han sorprendido, no me esperaba que salieran a flote y jugaran el papel que me ha revelado este repaso. Seguramente estarían en algún sitio latente y ha sido interesante soplarles el polvo que habían acumulado en la estantería de mi memoria. Bienvenidos de nuevo a mi vida.

Mañana sigo. Buen Camino

jueves, 29 de mayo de 2014

De San Sebastián a Zarautz


Precioso día, atravesando bosques con el mar ahí abajo, siempre a mi derecha. ¡Y ha dejado de llover en buena parte de la mañana!

Camino despacio, muy despacio. Bien es verdad que el suelo es terrible, lleno de piedras y de un barro como el famoso chapapote, pero camino despacio también porque lo paladeo con glotonería.

Disfruto de este caminar por encima del cansancio que aparece a veces. Puede que sea el andar, puede que los sitios por donde voy, puede que la paz de no ver a nadie durante horas... no es nada nuevo; lo decían desde Homero hasta los últimos viajeros románticos de principios del siglo pasado: "No viajo por llegar, sino por ir".

Eran los últimos soñadores, luego llegaron Freud y su corte de argentinos y se empeñaron en balizar el territorio de los sueños,  instrumentándolo y consiguiendo que el mundo de los sueños y el de la vida carnal se miren con recelo el uno al otro, y buscando un culpable entre alguno de los dos.

Además de por ser una tendencia de la educación judeo-cristiana, esa de la culpa ¿Qué sentido tiene esa especulación? ¿Hay algún mérito en descubrir la hibridación entre ambos? Nadie puede soñar lo que no ha vivido (en alguno de sus universos) y nadie puede vivir sin un sueño que le mueva. No hay lujos en ello, y hasta en el nivel más precario de las necesidades de Maslow se sueña, aunque sea con un bocata.

Voy despacio, sin batir marcas, sin llegar tarde. Todo lo que va pasando es lo correcto y no paro de celebrarlo.

Un txacolí con unas anchoas junto a la playa.... hmmm!

Buen Camino

miércoles, 28 de mayo de 2014

De Irún a San Sebastian


Me da la sensación de que ayer estuve caminando de Puerto Marín a Melide.

No ha pasado el tiempo cuando te calzas los bastones y empiezas a caminar, seguramente porque el que camina es otro que ha estado en estado latente durante un año, y de repente despierta y retoma su actividad "normal" ¿Tan distintos seremos cuando caminamos? Si no fuera así ¿dónde he estado todo este tiempo?

Tal vez el que camina es alguien (otro yo) que no tiene nada que decir, alguien que no es mirado y que solo mira. Alguien a quien no se espera y no "tiene que". Alguien que mira donde no hay nadie y que tiene todos los poros abiertos para sentir cosas muy físicas. No creo que sea mejor que la versión urbana y social, tampoco peor, e igualmente real.

Un día con permanente montaña rusa de 200 m arriba y abajo, con algunas de estas bajadas verdaderamente durísimas, y donde han caído algunos de los que me han pasado tan alegremente un rato antes.  Cuando te caes el primer día y te haces daño, un daño serio de los que he visto como para retirarse, debe ser muy frustrante. Pero así es la cosa cuando se pone más entusiasmo que cabeza.

Un día de bosques y de costa vertical, un día con un calabobos sin parar hasta que, al final y ya cerca de Donostia, se ha puesto a llover fuerte, pero ya me ha pillado cerca y me he refugiado en un via crucis de pintxos por el barrio viejo.

No son las tapas de Andalucía, pero tienen su cosita como para que se mantenga a ambos como patrimonio de la humanidad.

Los primeros 27 km en seis horas y media, no está mal para el primer día y para las cuestas con tanta piedra y barro. Tampoco hay que forzar.

Buen Camino.

Otra vez


Me encontré en la estación con alguien que vio mi mochila con la flecha amarilla y me dijo: "Otra vez ¿no? Es casi inevitable".

Así es. O así lo parece porque, como en la primera vez, sigo sin tener muy claro por qué lo hago. Son tantos los motivos que se me ocurren que me resulta sospechoso, son excesivamente circunstanciales y se  parece a cuando tienes demasiados objetivos o demasiados amigos; son síntomas de no tener ninguno de unos ni otros.

Si en la primera vez percibía señales que parecían desrecomendar el viaje, en esta ocasión me doy cuenta de que he olvidado la cartera, y me bajo del tren para posponerlo hasta el día siguiente. Señales y más señales a las que no presto atención.

En cualquier caso, ya estoy en Irún tras 14 horas de viaje. He pillado el albergue abierto por los pelos y no tengo tiempo ni para cenar. Qué estrés!

Albergue ya lleno de peregrinos, en este sitio y en esta época, ya veremos

Buen Camino