viernes, 30 de mayo de 2014

De Zarautz a Deba


Los puristas dirían que he hecho medio trampa ¡Mira lo que me preocupa!

Siempre me he preguntado por qué, para ir de un sitio de la costa a otro sitio de la costa, te meten por montes terribles y te hacen sufrir ¡Que se joda el peregrino! habrá dicho el creador de esto, lleno de mentalidad redentora.

Así que me he cogido un camino junto al mar hasta Guetaria y luego a Zumaia, y ahí me he incorporado al barrizal "oficial", pero ya con un buen tramo avanzado. La segunda parte, además del barro, tiene tal cantidad de verdes que me resulta imposible retenerlos en la memoria, y las fotos se me quedan cortas. Prados y bosques, con un perfume muy especial que no sabría describir pero que está registrado en algún lugar del alma.

La llegada a Deba es con esas bajadas a tumba abierta de 240 metros en poco menos de 3 km que ponen las rodillas a prueba, y el propio pueblo tiene tales cuestas que tiene varios tramos de ascensores para pasar de un barrio a otro. Eso sólo lo había visto en el Chiado de Lisboa, pero no me lo esperaba aquí.

Albergue chungo en una escuela abandonada, que no ha llegado a ikastola, pero al menos he podido compartir lavadora con unos holandeses antes de quedarme sin gayumbos. El resto de la velada ha sido explicándoles la diferencia entre las tapas y los pintxos, que no sé si les habrá quedado muy claro. Mis pantalones no tienen solución, irán con barro incrustado el resto del mes hasta que pueda darles una cepillada a fondo.

¿Dónde se mete la gente el resto del día? No hay mucho peregrino, pero en más de 6 horas de caminata no me cruzo absolutamente con nadie. Eso también tiene su encanto, y hoy me he dedicado a repasar hechos y personas, unos por relevantes y otros por referentes, por haber hecho que me haya convertido en lo que ahora soy, aunque no me ha dado tiempo más que a una pequeña fracción de la biografía ¡Es lo que tiene arrastrar tantos años!

Pero tener tantos años (y conservar buena memoria) da mucho juego para pasarse películas donde actúa un tipo parecido a mi, y a quien no tengo que perdonar ni exigir nada, sólo mirarle con perspectiva y cariño, sabiendo que sus logros y fracasos ya han prescrito ¿Era Felipe González el que decía lo de "sin acritud"?

En este ejercicio han aparecido de repente algunos eventos o algunos nombres que me han sorprendido, no me esperaba que salieran a flote y jugaran el papel que me ha revelado este repaso. Seguramente estarían en algún sitio latente y ha sido interesante soplarles el polvo que habían acumulado en la estantería de mi memoria. Bienvenidos de nuevo a mi vida.

Mañana sigo. Buen Camino

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