viernes, 31 de mayo de 2013

De Roncesvalles a Zubiri

Primer día, y durito.

Me he despertado descansado porque siempre duermo bien, pase lo que pase, y a las 6 ya estaban las luces encendidas y Las Cuatro Estaciones para levantarnos (un detalle lo de la música)

No hay donde desayunar a esas horas, así que directamente al monte hasta un bareto que hay a 4 km.

Lluvia a manta todo el día, y frío posiblemente también, pero yo he estado sudando.


He aprendido varias cosas:

  1. No hay tanta diferencia entre el ritmo de respiración de unos y otros, así que ha estado bonito el concierto masivo de ronquidos. Todos entonando y cada uno con sus matices especiales. Los había silbantes, agónicos, explosivos, graves... lo mejor era cuando, respondiendo a no sé qué señal, todos se callaban y uno solo destilaba su solo, hasta que unos compases posteriores se relanzaba la banda completa. Si esto lo ven esos frikis de la música desestructurada se forran.
  2. Tenemos muchos músculos, pero muchísimos. Yo pensaba que  seriamos más o menos como un seiscientos, con un músculo para andar y otro para parar, en todo caso, con otro más para saltar. Pero no es así; tenemos docenas, y cuando quiero dejar que las piernas se dediquen a mantener el peso y ayudarme de los bastones en casi todo lo demás, pues es un trabajo enorme: mantener el equilibrio, cambiar de dirección, avanzar. Los bastones son un invento genial para esto.
  3. En El Camino todo el mundo se saluda, creo que incluso van rápido para poder pasarte y decir tan contentos: "Buen Camino". Pues bien, esa frase se dice exactamente igual en todos los idiomas, menos en francés, que se  pronuncia "bon jour".
  4. Mi pierna lesionada tiene mucho carácter. No sé a quien habrá salido, pero se ha incorporado esta mañana a mi aventura siguiendo incluso a cierto ritmo de entusiasmo, y sin decir nada. Pero a media mañana me ha mirado muy seria y me ha dicho: "Ya te has divertido bastante, y en la guía hay ciertas partes calificadas como rompepiernas, así que déjame a mi y hazme caso. 
Y así ha sido, ha cogido su ritmito de 3, 5 k/h y yo me he puesto a mirar el panorama. Tengo que decir que despacio, pero sin parar, y al final he llegado más o menos como todo el mundo. Cuando me adelantaban, algunos me veían desde atrás y han llegado a preguntarme varias veces: ¿are you ok? o también ¿do you have any problem? pero cuando luego me veían la carita de tonto de vacaciones no he tenido que dar demasiadas explicaciones.

Otra cosa. Tras tantos años como almeriense, descubro que no me molesta tanto la lluvia. Supongo que cotidianamente es algo como una interrupción de nuestra rutina, pero cuando ves que va a ser así, pues te preparas y no hay problema.

Llegado a Zubiri vuelvo a experimentar lo que ya vi hace años sobre el mal royo, mal servicio y mala oferta de los bares de Navarra, es tan masivo que no cabe pensar que sea una casualidad, espero que sea diferente mañana en Pamplona.

En fin, voy a darme una ducha que parece que esto se ha despejado ya.

Seguiremos informando. Buen Camino.

P.D. Acabo de darme cuenta de que no he nombrado a dos personajes, las botas y la mochila, pero es que no se han hecho notar lo más mínimo, como si no existieran. De todos modos, van a ser compañeras  fundamentales en todo este tiempo y no quisiera ser descortés ignorándolas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario