A medida que pasan los días no disminuye el cansancio, pero a igual coste físico aumenta enormemente el rendimiento. Casi 35km en 10 horas, administrando cuatro paradas, supone una medida tan alta que en algún momento más que andar hemos debido ir al trote. No está mal.
Todo ayuda para que sea así: salir con 7° y niebla cerrada te ayuda a coger ritmo desde el primer momento, y luego todo el día ha mantenido una buena temperatura como para no incrementar la caída.
La memoria, la buena memoria, te juega curiosas pasadas. Desde luego he identificado donde han hecho modificaciones en el camino, que casi siempre han sido para mejor, pero lo más curioso en que cuando pasé por aquí en 2017 DEJÉ ESCRITA UNA CRÓNICA super negativa, y mantuve en el recuerdo una etapa fea y tediosa. Hoy me ha parecido preciosa, con mucho bosque en la primera mitad e intensas praderas en la segunda, ambas con paisajes espectaculares. Según cómo sean las circunstancias del entorno (físico o psíquico) una misma cosa puede ser vista de maneras radicalmente diferentes.
Y seguramente ninguna de ellas es una visión equivocada.
Mañana casi igual de larga, pero acabando frente al océano, estoy deseando que llegue ese momento.
Buen Camino
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