Ya, el océano!
Otra larga jornada de más de 30km, pero notando que es la última todo parece mucho más sencillo, más cuesta abajo, más tranquilo.
Solo se hace largo desde el momento en que parece que has llegado porque ves el mar hasta que vas sorteando cuestas y rincones para alcanzar Muxía finalmente.
Una hermosa jornada, todo encuadrado en ese retablo tan espectacular como son estos montes, estos rincones y todas estas rocas.
Lo importante ha sido comprobar cómo las emociones que te sugieren las experiencias del Camino son tan comunes para todos los que lo viven que el sentimiento de acompañamiento es muy fuerte. Cierto que genera compañía, e igual de cierto que compruebas que somos todos bastante previsibles, muy semejantes en el fondo.
Bueno, la caminata en sí está terminada, pero no la asimilación del Camino, que todavía tardará días… o semanas. Ya lo iré contando.
Buen Camino
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