domingo, 2 de junio de 2019

De Salas a Tineo



Cuando a principio del siglo IX Alfonso II el Casto eligió este camino para ir a Compostela para evaluar el negocio de las reliquias del apóstol, sabía lo que se hacía. Un montón de siglos más tarde, los ingenieros llenos de aparatos aún no han encontrado una ruta mejor, y así vamos en permanente litigio los caminantes y los de Obras Públicas por disfrutar del mismo espacio.

El Casto iba sentadito en su caballo y los de las autopistas en sus coches, pero uno por estar rodeado de cortesanos y los otros por tener conectada la radio con Los 40 Principales, ninguno puede paladear la intensidad de este silencio lleno de ruidos, estos olores ni estas sombras.

Solo haciéndolo a pie y habiéndose reconciliado con el cuerpo puede disfrutarse tanto.


He revisado las crónicas de anteriores Caminos y siempre pasa algo parecido: en los primeros días el cuerpo se siente expulsado de su zona de confort (su butaca, clima y horarios, sus rutinas) y empieza a rezongar para que le dejen en paz. El cuerpo sabe mucho y siempre hay que escuchar los mensajes que nos lanza, pero cuando no tiene razón, pues no tiene razón.

Tampoco es cosa de ir tiranizándolo ni haciéndolo sufrir porque sí, hay que convencerle, engatusarlo y llegar a esos compromisos del "yo te doy y tú me das".

Hoy ya estamos en paz, se quedó contento con la pasada del menú de Casa Pachón (quédense con este nombre) con sus masajes de Fortadén y con las buenas siestas, y hoy ya camina como un jabato montes arriba.

El cuerpo es de goma, puede llegar a lo nunca visto. A mí me han dado navajazos en la barriga y me han sacado las tripas fuera, incluso me han quitado trozos…. y ahí va, como si nada.

Ya sin tanto calor las cosas se llevan mejor, y llego aTineo donde he caído en el lujoso Palacio de Merás, donde el Albergue de 4 estrellas es de 12€, y 3€ más para un spa ilimitado por la tarde. El restaurante de primera y con menús a 10€ y en la plaza del centro, porque el albergue público está lejos y con más cuestas aún. En fin, tarde de relajo y a tomar fuerzas para días difíciles de recorrido y de climatología.



Buen Camino.

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