miércoles, 31 de mayo de 2023

De San Salvador de Cantamuda a Camasobres

Ya casi en el techo de este Camino, mañana lo alcanzaré con sus 1.450 m. Podría haber sido hoy, pero hay varias circunstancias a tener en cuenta:

1.- La montaña rusa. Este Camino, en su parte de La Pernía, o comarca de la alta Montaña Palentina, tiene unas oscilaciones de relieve terribles. Hoy he subido con la lengua fuera y un paso alpino al borde de las fuerzas, pero luego he tenido bajadas donde apenas podía contener la caída con los bastones. De manera que sí, es cierto de subes, pero cada día comienzas desde mucho más abajo de la cota alcanzada en el día anterior.



2.- Los horarios. Cómo me gustaría salir a caminar sin más. Teniendo reservado el alojamiento al final del día cabría suponer que esto es un deambular placentero con pausas para tomar el aire y mirar a menudo 360° alrededor, pero no es así. Sabiendo que la tormenta llega al medio día, hay que darlo todo para estar a resguardo antes de esa hora, y eso obliga a subir como si no existiera un mañana ¡Qué sin sentido para un jubilado!


3.- Las tormentas. Esa es la otra: una tormenta desde tu pisito en la ciudad puede ser molona, pero no nos engañemos. Cuando te coge una tempestad con truenos, rayos y lluvia furiosa en la mitad del mar o del monte la cosa cambia mucho. Es el momento en que, tonterías aparte, te das cuenta de que entre el cavernícola primitivo y el ciudadano actual la cosa no ha cambiado tanto, y hay anclajes del cerebro que todavía te hacen temblar y buscar a un brujo que pueda tranquilizarte (no suele haber ningúno a mano..)


Así que corriendo corriendo. 



Hoy la jornada era corta, pero con oscilaciones de altura tremendas, de manera que si hubiera tenido que hacerla más larga, para avanzar hasta Pasagüero, por ejemplo, habría sido razonable en longitud, pero no habría tenido recursos para cumplimentarla en tiempo.


Es igual. La belleza persiste y, a estas horas de la siesta, apenas puedo recordar un momento de desfallecimiento de los que seguro que ha habido.


He de confesar que estoy solo en un hostal de lujo y,  tras haber comido de maravilla, estoy leyendo la prensa y viendo la tormenta a través de las cristaleras con un gin tonic en la mano y dejando pasar la tarde.



Mañana será un día similar: un subidón de poco más de un kilómetro y luego dos días de bajada a tumba abierta hasta Potes.


Si la belleza de los lugares no decae demasiado, y no lo hará, seguirá valiendo la pena.




3 comentarios:

  1. Querido. Buen camino y gracias.
    Esto sí que es La Grande Belleza

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  2. Todo parece idílico desde esas montañas rusas hasta las tormentas siderales. A mi desde aquí me gusta todo y a ti que lo vives aún más pues fantástico. Espero que esas primeras molestias de la pierna se hallan ido y aunque el esfuerzo es tremendo si descansas con un gintonic todo va a ir de maravilla. Hasta la próxima, buen camino.

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