viernes, 2 de junio de 2017

De Caldas de Reis a Iria Flavia

Pero ¿cómo puede ser tan dulce y tan bonito este país?

Atravesando valles y pueblos hay una impresionante variedad de colores, de texturas y de espectáculos donde me quedaría apoyado en los bastones como si fuera el pastorcillo de un belén.


Sitio para dejarse ir, tranquilo.

En un camino carretero me ha abordado un tipo con una moto para decirme en inglés que acaba de abrir un nuevo albergue al principio de la semana, y que tiene que publicitario así porque aún no está en ninguna guía ni ha hecho carteles. Eso son puntos a favor del sitio.


Luego ha seguido con su discurso en inglés contándome la historia de Iría Flavia, lo de la barca de piedra, lo del miliario romano y lo del premio Nobel de Cela. Vamos, todo menos lo de los pimientos de Padrón. Se lo ha currado tanto que me ha convencido para pasar allí la noche.

Pero me ha dado que pensar el muchacho. Por un lado, está bien que se lo curre, y le he seguido la bola también en inglés, con lo que se habrá quedado tan contento de lo bien que entiende. 

Por otra parte, ya vengo quemado con los malditos tópicos ingleses sobre si los españoles son o los españoles no saben. Tópicos de ignorantes basados en lo poco que conocen del Poniente almeriense o de cuatro días por caminos de la Galicia profunda. 

¿Que hablarán los campesinos de sus respectivos países, a igualdad de contextos? Hoy me justificaba un guiri que había que saber inglés porque es el idioma más hablado.... Pero que bestia, según eso deberíamos hablar todos en chino (y luego en español). En fin, no hagamos sangre del tema y veamos lo del idioma oficial de la Unión Europea después del brexit.

Mañana en Santiago, y no es hoy por pura pereza, porque bien a tiro de piedra que lo tengo.

Bom Caminho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario