martes, 11 de junio de 2013

De Hornillos del Camino a Fromista

Ya estoy fuera de Burgos.

Hay como dos fuerzas imposibles de armonizar. Por una parte, me gustaría ir haciendo un camino de desviarme y visitar sitos que me llaman la atención, y por esta otra está esa especie de obsesión de todos los peregrinos por avanzar y "llegar", parece inevitable caer en ésta última.

Así, esta mañana he salido muy temprano y mosqueado de Hornillos. Me dan náuseas los sitos mínimos que, en lugar de apreciar lo que el Camino supone para ellos (enormes cantidades de subvenciones, entre otras cosas) toman una actitud displicente hacia los que pasamos por ahí. Debe ser ese espíritu tan español de la prepotencia de los funcionarios, ése que hace que quien lleva el albergue y el bar, y que suele ser el alcalde, se monte unas normas arbitrarias que en nada favorecen a los que pasamos por estos pueblos, y entonces, tales pueblos se convierten en miserables en el más amplio sentido de la palabra.


Quería hacer una etapa larga porque es mucha distancia entre un lugar y otro y sin nada por medio, y también porque parece que hoy es el último día de nubes, y más vale estar fuera de aquí cuando empiece el sol fuerte. Eso me ha hecho perderme a hospitaleros que suenan interesantes como el místico de San Bol, o los de la orden italiana de Itero del Castillo, que siguen recibiendo a los peregrinos lavándoles y besándoles los pies.
Son impresionantes las ruinas del monasterio de  San Antón, donde pasa la carretera bajo los arcos de lo que sería la antigua nave, o las casonas de Castrogeriz, que me ha sorprendido para bien.

Ahí he estado tomando un café con el de Jacotrans (nada de vino esta vez) y me ha estado contando del cosas del trabajo que hace: mueve más de 70/80 mochilas diarias entre todos los albergues de la provincia, y dice que las puntas de trabajo están en mayo y septiembre; me cuesta creer que sean los meses de más gente, y antes pienso que es cuando viajan más viejos. Curiosos los personajes de los que me habla, desde los rumanos que hacen el Camino en carros de gitanos, hasta la pareja de canadienses que lo han hecho este invierno de nieves con una niña recién nacida en una bolsa/canguro.

Después de charlar me ha dado "un empujoncito" hasta Fromista, que para él ha sido el tiempo de un cigarro sin parar de hablar, y para mi casi una media jornada de marcha.

Excelente La Estrella del Camino para descansar en Fromista, y dos de las iglesias que más me gustan de Castilla y que siguen pie.

Buen Camino

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