sábado, 22 de junio de 2013

De O Cebreiro a Triacastela

Día de reconciliación.

Una marcha corta, soleada y suave.

La verdad es que ya perdono casi todo al calificar la marcha de suave. Ha habido dos fuertes rampas para subir los altos de San Roque y de O Poio, en el Padornelo, y luego una gran bajada que pone a prueba las rodillas.

Es verdad que solo llevo un día en Galicia como para sacar conclusiones, pero tengo identificados varios peligros nuevos, a los que hay que prestar atención:

PRIMERO: Sorprendentemente, aquí es donde menos señalización hay sobre el Camino. Tal vez debido a los minifundios, hay cantidad de veredas que no siempre están marcadas. Si preguntas, lo mas seguro es que lo hagas a un gallego, e invariablemente contesta aquello de "por cualquiera de ellas se llega". Joder, ya lo sé que se llega, pero habrá alguna mejor.

SEGUNDO: En Castilla o León no era grave pisar las mierdas de las ovejas, pero pisar una plasta de vaca es todo un problema (y doy fe de ello). Primero porque no tenemos tantos recursos de higiene personal, y segundo (que lo he visto) pisas, resbalas y caes encima. El Camino esta prácticamente tapizado de estas plastas, y es que vacas y peregrinos lo compartimos intensamente.

TERCERO: El menú del peregrino. En la primera jornada he tenido el siguiente: Callos a la gallega, churrasco a la gallega y tarta de Santiago. Lo que no me ha matado la montaña lo ha hecho la cantinera.


Voy a ver si me despejo un poco. Buen Camino

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