miércoles, 5 de junio de 2013

San Millán de la Cogolla

Pepa siempre sabe lo que se dice.

Ayer me preguntaba si no se me escapaba un taco de vez en cuando con las cosas que estoy viendo. Le conteste una cursilería, pero hoy tengo que rectificar. Tras un día en este sitio, ya no son tacos, sino auténticas blasfemias las que me salen, y que pueden dar con mis huesos en lo mas profundo del infierno.


Es tan impresionante... pero no solo los monasterios, que lo son, o el pueblecito, que también tiene su gracia, o el valle lleno de bosque con todos los tonos que es capaz de crear la primavera. Todo eso es extraordinario, pero estar aquí prácticamente solo, sin un turista, ni un dominguero, con una casita para mi que tiene todo lo que se me puede ocurrir.... Esto es un lujo excesivo!


Se tambalea el recio espíritu del peregrino cuando reconoce cuánto disfruta escribiendo esto tirado en un sofá, con un vermut y unos lieder de Mozart que vienen desde no sé dónde. Serán las tentaciones a las que me cuentan que se ven sometidos los agustinos recoletos que aquí viven.

Será eso, pero esta tarde no me cabe el corazón en el pecho, y mañana temprano volveré a las andadas, en el sentido más literal de la palabra.

Por hoy nada más, pero mañana: Buen Camino!

1 comentario:

  1. Esto si que son vacaciones de fin de curso y no como otros que van corriendo o cabalgando.
    Cada día me gusta más el bolero "si tú me dices ven lo dejo todo", aunque no sabría que elegir entre la calle Laurel o San Millán con lo que uno lleva de cuestiones monacales.
    ¡¡Disfruta por todos!!

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