viernes, 14 de junio de 2013

De Terradillos de los Templarios a Bercianos del Real Camino

Parece que cada día elijo nombres de pueblos más complicados, pero es lo que hay.

Soy un héroe, he conseguido lo que todos dicen que es imposible: me he perdido en el Camino.

Mierda!

Después de pasar Sahagún, el camino se bifurca en dos ramales: La Calzada de los Peregrinos y el Real Camino Francés; está claro el desvío desde la carretera para el primero, pero para el segundo... me he dado cuenta de que algo andaba mal cuando llevaba demasiado tiempo de asfalto, y he dado más vueltas que un tonto.

Aviso para navegantes: toda la tranquilidad que pueden aportar en estos casos los smartphones, tablets, gps y todos los chismes con cables que llevamos encima, es completamente inútil cuando un tremendo sol te imposibilita ver nada en las estupendas pantallas táctiles (mierda de tecnología punta). La opción de buscar una sombra no es posible hasta dentro de unos días, la de hacerte sombra a ti mismo la he intentado con posturas de contorsionista, y la de preguntar a alguien... ¿a quién?

Algo ayudan los cacharros, aunque naturalmente te sacan del apuro por carretera, y eso pueden ser rodeos de varios kilómetros, que se hacen eternos y es lo que más duele.
Bueno, llegado al destino previsto hecho polvo, y ya veremos qué tal resulta este albergue parroquial con donativo, que me congregan para la cena comunitaria y para contemplar juntos la puesta de sol. Ya te digo.

Lo llevan unas voluntarias italianas que están súper felices porque mañana es su último día aquí ¿Qué se esperaban que era eso de ser hospitalero en el páramo?

Bien; mis estudiantes están en días críticos, cada uno en su especialidad, y he estado muy especialmente con ellos ¿lo habrán sentido?

Buen Camino

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