miércoles, 19 de junio de 2013

De Foncebadón a Ponferrada

La recomendación era estirar la subida en la jornada de ayer para poder ver los amaneceres del Bierzo. Buena intención, pero los amaneceres han sido con una espesa niebla que a duras penas me permitían encontrar las flechas amarillas. Cinco graditos y calado de caminar dentro de la nube.


Pero merece la pena. Mientras se levantaba la niebla he pasado por pueblos preciosos. Los silvestres porque tienen esas casas de montaña que hacía tanto que no veía, y los que han apañao, pues porque lo han hecho con cariño y con gracia, sin convertirlos en parques temáticos.

Precioso El Bierzo. Es la única parte del Camino que no conocía y, desde luego, hay que volver para verlo despacio y con calma; puede que andando otra vez o en coche, pero esto promete mucho.

Durante mucho tiempo, cada vez que me encontraba ante un espectáculo de la naturaleza me sentía sobrecogido, pequeño, como si ese espectáculo me asustara o me encontrase infinitamente inferior. Hoy me pasa lo contrario; me encuentro como un gigante y capaz de todo, porque soy parte de esa naturaleza prodigiosa, no hay una lucha para ver quién domina a quien.

Sorprenderse y maravillarse. ¡Qué bonito! y no deja de ser a lo que he venido. Debería sorprenderme más, y ver las cosas con ojos mucho más limpios, sin relacionarlas con lo que creo saber porque, en definitiva, lo que pudiera saber para bien poco me sirve.
Debiera quitarme los conocimientos que pudiera haber adquirido y quedarme solo con criterio, y vivir de acuerdo con él.

Vamos a por el lacón. Buen Camino

1 comentario:

  1. Va dejando huella y cumpliendo expectativas.
    Perdón, no se si hablo del camino o del lacon con grelos, que con esa nieblilla pega, aunque en tu pueblo se esté en la playa con barbacoa, como estas lejos, no sientes que se acerca San Juan.
    Con lo que tú eres, te lo vas a perder.
    Bsos.

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