martes, 4 de junio de 2013

De Estella a Sansol

Esta mañana he mandado un paquete por correo a casa con 2.3 kg de ropa de abrigo. Y se nota, ya lo creo que se nota.

Mandar algo por correo significa que has de esperar hasta las 8:30 para que abran las oficinas, y cuando estas en la calle desde las 7 tienes que buscarte la vida para encontrar un bar abierto donde forrarte a cafés y croisants durante ese tiempo, y analizar las diferencias entre el Diario de Navarra y la Voz de Almería. Cuestión de matices.

Cuando por fin arranco por la salida de Estella sentía que cada paso era un mordisco en la pierna. Aun tengo millones de pasos por delante y no puedo sufrir millones de mordiscos, así que al llegar al monasterio de Irache me quité los pantalones y las botas y me di un buen baño de Radio Salil. Huele peor que aquel lilimento del tipo de los bigotes, por lo que debe tener la misma composición.

Marilyn siempre me reprocha que ande por la casa en pelotas sin que me importen los vecinos, pero uno tiene sus cánones y creo que, sinceramente, estoy mucho mejor en calzoncillos que con los pantalones arremangados hasta medio muslo. Esa es una estampa que solo puedo asociar con las marujas gordas en la playa un domingo por la tarde.

Además, ese monasterio se merece el numerito, porque hace gala de un espíritu postconciliar del que aun no se ha percatado el Vaticano: tiene una fuente para los peregrinos con un grifo de agua y con otro de vino. Un americano que había por allí tal vez estaba enterado del prodigio del vino, porque cuando le pedí prestado su vaso para beber, y me ve abrir el de agua para devolverlo lavado, me grita con los ojos desorbitados: Oh my God, another tab with vodka!


Bien sea por el vino o por las fricciones, el caso es que a partir de ese momento todo marchó de maravilla. Paso rápido y devorando kilómetros sin ningún problema. Si el Radio Salil, que tiene un nombre ridículo, es solo un placebo, bendito sea.

Lo de salir tarde tiene sus ventajas, y es que no te cruzas con nadie de la oleada de las siete, todo el camino casi para mi solo y nada mas me he cruzado otra vez con el viejecito que estaba tan muerto como yo en la subida del Alto del Perdón, y al que invité a nueces. Desde entonces, cada vez que me cruzo con él me abraza y dice "Navarra, gracias gracias". Hoy medio me ha contado que va muy despacio porque tiene una enfermedad grave en el corazón; sí que va despacho, porque le adelanto todas las mañanas, pero es que vuelvo a pasarle al día siguiente ¿es que no duerme el cabrón?

Todo el camino solo. Me encanta. Me gusta la música, y adoro mi música que llevo en el teléfono, pero es que ni he tarareado nada, no he tenido ganas de escuchar música desde que empecé el Camino. Un silencio impresionante, solo el viento meciendo las mieses como aquel espectáculo desde lo alto de Calatañazor.
Silencio total. Sólo el trimm, toc, trimm, toc, trimm, toc; izquierda y derecha, izquierda y derecha. Un silencio que no he permitido romper ni con pensamientos intrascendentes de los que se me vienen a la cabeza. 


Silencio, mente en blanco, ver, ver.

Y ver el espectáculo de horas y horas entre viñas y cereales, algo infinito.

Cuando he llegado al fin al destino previsto en Los Arcos, me encontraba tan bien que he decidido parar a comer para seguir al siguiente pueblo y hacer así mas corta la etapa de mañana hasta Logroño. Como si fuera de Bilbao, oye!

A lo tonto me he chupado 28 km, pero con unas pochas con perdices y un lomo con pimientos que han puesto más presión en la caldera. Creo que no es temporada de caza como para perdices, y me mosquea bastante ir andando por el campo y oír frecuentes disparos de escopeta desde no se dónde, pero todo sea por la alimentación ¿Qué pensaría mi dietista de mi régimen? Menos que no tengo dietista, porque no sabría como explicárselo.

Y he llegado a un sitio perdido, solitario, con una casa donde ya había un inglés y un coreano, y la mujer nos ha dicho: Venga chicos, buen Camino. Y nos hemos quedado en posesión del local. Nos hemos hecho una cena y charlado largo entre los tres, por primera vez en toda la semana. El tipo de la típica tienda, al que he preguntado que dónde podía pillar wifi, me ha dado la clave de la de su casa y me ha dicho "Cuando pases luego por aquí, desde ese banco de enfrente la coges".

Cuando tratas de hacer comprender al coreano que ese es el concepto local del ciber-cafe, pues alucina. Y yo algo también, la verdad.

Me voy a dormir. Buen Camino

P.D. Ya es oficial. Me han llamado de la Seguridad Social para decirme que, en respuesta a mi recurso, con fecha del viernes pasado ha sido emitido el certificado con mi jubilación con efectos desde el pasado catorce de abril, y pagados los atrasos correspondientes. Está bien, pero manda huevos

1 comentario:

  1. Ya empiezo el día con mejor humor. Poco a poco vamos a descubrir para qué era esto del camino.
    Hablando de dietistas. Cuéntame como está la chistorra.

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